El tiempo de las "mandarinas que hablan" ha terminado oficialmente.
Cada nuevo comienzo viene del final de otro -Semisonic |
La decisión de comenzar con un nuevo blog no fue nada fácil, primero porque me había encariñado con mi antigua dirección (que todavía sigue abierta por si a alguien le interesa aquí, y así segura durante algunos meses en lo que termino de adaptarme a ¿Cómo se llama esto? ah si, Viajes de palabras) y segundo porque era incapaz de aceptar la idea de que los demás influyeran tanto sobre mí. Me explico, mi ex-novio y sus amigos iniciaron una maravillosa campaña burlándose de mí (y mi cabello morado) en casi todas mis redes sociales (patético, ¿no?) obligándome a cuidar cada palabra que publicaba, además de que un montón de personas, que hubiera preferido que no me leyeran, lo hacían. El caso es que no es que me moleste tener un grupo de detractores que se la pasan molestando, sino que las personas a las que sí les gusta lo que escribo terminaban peleando mis batallas. Y estaba volviéndome una loca, intentando agradarle a todo el mundo. Bien lo dice Flaubert, "intentar agradar, es degradarse" pero como sea, ya estoy de vuelta, más pendiente que nunca, a punto de empezar la universidad y todas esas cosas emocionantes que a mí sólo me dan un montón de pereza.
PD. A lo mejor en los siguientes días cambio de nombre para el blog, o de fondo, o de alguna cosa así. Por si de pronto se asustan y no saben donde están, ja.
-Mandarina, así a secas.